Abrázame si puedes.
Envuélveme en tus pétalos de seda.
Relájame con el polen de tus deseos.
Despiértame si quieres y desde mil sueños caeré hasta llegar a los pies de tu alcoba.
Enséñame lo que quieras y más de una luna le dedicaré tu nombre.
Búscame donde quieras, que siempre estaré a tu alcance y me encontrarás pequeño e indefenso.
Átame sin remordimientos para luego escapar de las sogas que estancan mis sentimientos.
Convénceme que existo para fugarme de cárceles que yo mismo me he impuesto.
Disfrázame de inconsciente para bañarme en los mares torrentosos que me derivan hacia tu escondite.
Eres dulce e inerte, y yo, sigo siendo un apasionado expectante de tu naturaleza.
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